Hay que pasarse el tiempo acomodando todo. Esto arriba, lo otro a la derecha, una cosa al norte, otra cosa abajo, otra a la izquierda, otra al oeste, que en diagonal, que en curva, que recto, torcido, junto, separado, allá, acá, adelante. Todo hay que acomodar, y no sólo una vez sino muchas, todo el tiempo, hora tras día tras semana tras mes. Y si algo queda acomodado, entonces viene alguien y lo empuja, lo patea, lo ignora, le dice cosas, lo cambia de lugar queriendo o sin querer, y a empezar de nuevo. Y es inútil, lo peor es que uno sabe que es inútil.